La accesibilidad ayuda a mejorar la vida para todos y la mejor es aquella que existe, pero que pasa desapercibida para la mayoría de usuarios.
Hoy en día, cada vez más personas con movilidad reducida son las que se acercan al mundo del deporte. Ya sea como practicantes o espectadores que van a disfrutar de una exhibición deportiva.
Y no solo estamos pensando en personas que necesitan sillas de ruedas o muletas para desplazarse.
Pero también, con cualquiera usuario que en algún momento de su vida puede precisar de unas condiciones de accesibilidad y tránsito adecuadas a sus circunstancias personales.
Estas circunstancias pueden ir de llevar a un niño en carrito, mujeres embarazadas, personas de tercera edad, hasta un lesionado que han de evacuar del campo en camilla.
Por eso, para que un recinto deportivo se pueda considerar accesible tiene que permitir el libre desplazamiento de todo tipo de personas, sin que estos necesiten de ayuda externa.
Y se tienen que tener en cuenta las que se encuentran fuera del propio recinto, como las que se encuentran en el interior del mismo.
Barreras a la accesibilidad en recintos deportivos
Dentro de las barreras exteriores, encontramos que:
Y en cuanto a las barreras interiores, la lista es larga, destacando la ausencia de rampas a la entrada o su mala inclinación, gradas sin espacios reservados para usuarios con silla de ruedas, etc.
El deporte cada vez se practica más, aporta innumerables beneficios al ser humano. Como mejorar su salud y su buena forma física, como para descubrir las propias capacidades y disfrutar con el éxito de superarse cada día más.
Y desde GARU Accesibilidad impulsamos a que todos los gestores deportivos y de la clase política en general, hagan un estudio de esas instalaciones y busquen soluciones para los problemas de accesibilidad.