Buenos días Garuber, ¿cómo has empezado la semana? Espero que con muy buen pie y con ganas de seguir disfrutando, riendo y, sobre todo, viviendo. El post de hoy va de eso, de vivir, de aprender cosas nuevas y recordar aquellas que deberíamos tener siem- pre presentes y, sin embargo, a causa del estrés, el día a día y tantos estímulos negati- vos que nos rodean, caen sin querer en el olvido.
Te cuento. Hace unos meses, y a través de mi amiga Lary León, a quien ya he entrevis- tado para Garu cuando tenía el canal, contactó conmigo una ONG llamada “Proyecto Juntos” para contarme que estaban empezando a organizar, desde la empresa “Vívete”, unos congresos de emociones, valores y actitud dirigidos a los jóvenes de Ibiza, Formen- tera y alrededores. Cuando hablé con ellos para organizar mi participación, me hizo mu- cha ilusión descubrir que dichos congresos se habían inspirado en ejemplo y el buen ha- cer de la Fundación “Lo que de verdad importa”, familia de la que formo parte hace ya once años y cuyos eventos llegan a miles y miles de personas en todo el mundo. Por su- puesto, dije que sí sin pensármelo, porque mi trabajo como conferenciante motivacio- nal me apasiona y porque nunca hay que dejar de difundir valores, y si encima es hacia los jóvenes mucho mejor, ya que representan el futuro no muy lejano que tendremos.
La primera vez que asistí a Vívete fue en abril, en el congreso que se celebró en Santa Eulalia. Fue inolvidable por la cantidad de gente que acudió, el clima tan bonito que se creó entre todos, las personas que forman parte del equipo, que son encantadores, y porque tuve la gran suerte de compartir cartel y escenario junto a Elsa Punset, persona que te recomiendo que conozcas, leas y estudies a través de todo el material que tiene en internet y la cantidad de libros que ha escrito, porque además de ser una mujer in- creíble, es una de las personas más inteligentes y sabias que he conocido en mi vida con respecto a la inteligencia emocional. Además, de este primer viaje a Ibiza cabe destacar al librero que se encargó de llevar mis libros hasta allí, un hombre mayor, entrañable que se había dedicado a su librería toda la vida y que me generaba ternura a raudales. Entre tú y yo, me recordaba al padre de Bella, Disney.
Esta segunda vez que he asistido, a principios de la semana pasada, fue también una ex- periencia enriquecedora en todos los sentidos, porque se realizó en el recinto ferial de Ibiza para nada más y nada menos que dos mil jóvenes y porque me reencontré con dos grandes amigos que también iban a impartir su conferencia: Irene Villa y Juan Pablo Es- cobar. A Irene Villa, periodista, conferenciante y deportista paralímpica que sufrió un atentado de ETA a los doce años en el que perdió las piernas y tres dedos, la conozco desde que yo tenía 18 años. Hemos coincidido en muchos eventos, pero hacía tiempo que no compartíamos tantas conversaciones y risas como las que hemos compartido en este viaje. Poder escucharla de nuevo y conocerla un poquito más, me hizo recordar y reavivar la importancia de quererse, aceptarse, luchar y ser feliz con aquello que nos to- que vivir.
Seguramente pienses: “Miriam, esos son mensajes que tú siempre tienes muy en cuenta y no hace falta que nadie te los recuerde… “, ya lo sé, y por supuesto los pongo
en práctica siempre, pero nunca viene mal que una persona a la que admiro tanto te ayude a espabilar más si cabe de vez en cuando. Y es que por mucho que sea una mujer muy positiva todos somos humanos, y como estoy a punto de cumplir los treinta años me encuentro en una etapa de reflexión, de escucharme a mí misma, de replantearme las creencias correctas según la sociedad a ciertas edades y a desaprenderlas, la llamada “crisis de los 30”, y no está siendo un camino demasiado fácil.
Cuando era pequeña pensaba que esto de la crisis de los treinta era un mito, pero no, existe de verdad y más si eres mujer. Apuesto a que ésta se genera a causa de que desde que somos pequeñas nos educan en que a partir de esta edad una ya debe tener un buen trabajo, una pareja estable, casa y por qué no, hasta hijos, y la realidad es que cuanto más me acerco a la cifra (porque para mí no es más que eso, un número), mayor es la cantidad de comentarios que se generan a mi alrededor del tipo: ¿Para cuándo la boda?, se te va a pasar el arroz, ¿qué pasa? ¿Que tu reloj biológico no funciona bien? Y la cosa no se queda ahí, porque estoy totalmente convencida de que, si ya estuviera ca- sada y tuviera un hijo, las preguntas serían: ¿Para cuándo el segundo? ¿y el tercero? ¿Te suenan de algo estas preguntas, garuber?
Cuando se hacen, muchos no se dan cuenta del daño que pueden causar sin querer y las inseguridades que se pueden generar a partir de entonces, y aunque en mi caso esta crisis solo está sirviendo para dar las gracias por aquello que tengo y que he conseguido sin lamentarme por lo que no tengo, hay otras personas a las que les puede afectar mu- chísimo más de lo que imaginamos. Precisamente para no dejarme llevar por la presión externa considero necesaria esta etapa de reflexión, para pararme a pensar en qué es lo que quiero yo realmente sin dejarme influir e intentar que las preguntitas de turno no afecten a mi vida diaria. Y por eso también, este reencuentro con Irene me ha servido de tanta ayuda, porque ella es una mujer luchadora, valiente y con una sonrisa especta- cular que se ha reafirmado en la idea de que lo más importante es estar bien con una misma. Tuvo un matrimonio que terminó, pero que fue maravilloso y fruto del cual na- cieron sus tres hijos a los que adora con toda su alma. Estar con ella estos dos días en “Vívete” me ha enseñado mucho y me ha hecho muy feliz. A lo mejor consideras que me he ido un poco por las ramas, ya que he empezado contándote un proyecto y he terminado confesando mi crisis personal actual, pero yo creo que todo está muy rela- cionado entre sí, porque la felicidad se basa, entre otras muchas cosas, en dar y en reci- bir, aprender de los demás y tener cosas que enseñar, y este congreso ha sido el claro ejemplo de ello. Un viaje al que fui con la intención de disfrutar, de conocer y de com- partir mi historia, pero del que me he llevado grandes experiencias junto a los jóvenes y un encuentro que me ha servido para aclarar mi cabeza en muchos aspectos.
Como conclusión, diría que una vez más de tantas, con esto la vida ha vuelto a demos- trarme que, si estás abierto, con la actitud adecuada para dejarte sorprender, ella misma te da lo que necesitas, en el preciso momento que te hace falta, para solucionar las pequeñas cosas del día a día. Por eso no merece la pena agobiarse, vívete, pero tam- bién disfrútate, escúchate, descánsate, mímate, quiérete.
PD: No me he olvidado de mi querido Juan Pablo Escobar, pero su historia me la guardo para más adelante porque merece un post para él solito, igual que Irene. Nos vemos en el directo del viernes, disfruta mucho de tu semana.