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Muy feliz lunes, ya sabes que mi empeño es que este primer día de la semana sea agradable para ti. En el post anterior “El retraso del tren”, estuvimos hablando de lo importante que es una sonrisa y sobre cómo algunos imprevistos, esos que a priori
pueden resultar molestos, pueden convertirse, con una actitud adecuada, en el origen de un encuentro maravilloso.

Hoy necesito hablarte de un tema que me preocupa: la superficialidad que prima en las redes sociales. Cuando entro en Instagram, la mayoría de cuentas que veo son de influencers que muestran una vida perfecta llena de viajes, buenas comidas,
modelitos de revista… los dos problemas que surgen a raíz de esto y que considero más importantes son: por un lado, que esa vida no es real, y eso lo sabemos todos, sabemos que solo muestran una parte de la realidad que generalmente no se
corresponde con lo que ocurre de verdad. Lo que pasa es que por mucho que seamos conscientes de ello, sin querer a veces deseamos tener esa vida de cuento, y al no obtenerla podemos caer en la trampa de empezar con las comparaciones y
por lo tanto, alimentar la inseguridad. Me asusta imaginar cuantas chicas y chicos jóvenes piensan que ese es el modelo social a seguir y que “Si no tienen ese cuerpo perfecto, un novio o novia de anuncio y miles de seguidores, será porque no valen tanto”. NO, cada uno es perfecto con sus imperfecciones, y el hecho de no tener un fondo de armario que ocupe veinte vestidores y miles de seguidores que te quieran por lo que aparentas ser y no por lo que eres en realidad, no hace que nadie sea menos que nadie. Todos tenemos muchísimas cosas que nos hacen ser igual de especiales, aunque a veces no sepamos verlas o decidamos no publicarlas.

El segundo problema es que se está intentando crear una imagen muy poco acertada acerca de lo que es la felicidad. No, la felicidad no es viajar cada semana a Punta Cana, ni asistir a los eventos más “chic”, ni tener el body bronceado. La felicidad es ser capaz de disfrutar de la compañía de tus amigos sin estar pensando en sacar el móvil para grabarlo. La felicidad es cuidar a la familia, ya que son los únicos seguidores que jamás te harán un “unfollow” hagas lo que hagas y te peines como te peines. La felicidad es tener la tranquilidad de estar rodeada de las personas que te quieren tal y como eres, y la paz de saber que te quieres a ti mismo física y personalmente sin necesitar filtros.

Ojalá todas esas personas que dicen ser referentes sociales aprovecharan el impacto que tienen para difundir un contenido mucho más profundo y humano. No sé si alguna vez, al mirar tus redes sociales te has sentido inferior a otros, espero que no, pero si es que sí, quédate con esto: saber apreciar lo que tienes y que te guste tu vida vale muchísimo más que cien millones de likes.

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