Buenos días garuber, ¿cómo estás? Espero que muy bien y con ganas de seguir acompañándome en esta aventura. Ayer, que es el día oficial de subir post, era fiesta en Barcelona, y como GARU ACCESIBILIDAD tiene la sede en esta ciudad, los compañeros me dijeron que el post de esta semana tenía que subirse hoy martes. Te lo cuento por si te pensabas que nos habíamos olvidado del Blog, no, para nada, y de hecho cada vez voy encontrando contenido mucho más enriquecedor e interesante, vamos creciendo. Si estuviste conmigo en el directo del viernes pasado, sabrás que estoy en lo cierto porque quise presentarte a Gregorio, un deportista como la copa de un pino. Él sufrió un accidente de tráfico y a causa del mismo tuvieron que amputarle ambas piernas, sin embargo, no he visto un chico más activo y sonriente que él, quien, desde ese momento en vez de rendirse, decidió convertirse en alguien que lucha activamente por la accesibilidad en Huelva, concretamente en las playas. Podrás conocerle más a fondo, porque su historia gustó tanto en Garu accesibilidad que tendremos la ocasión de hacerle una entrevista por escrito y más extensa y divertida, te recomiendo que no pierdas la ocasión, te encantará descubrir a Grego.
Hoy quiero hablarte de un deporte que no había hecho nunca: vela, pero, antes de nada, te pongo en antecedentes: la semana pasada mi chico Carlos y yo viajamos a Huelva para presentar mi libro, y la verdad es que no nos imaginábamos que iba a ser una experiencia tan increíble. Y es que los organizadores no sólo nos trataron genial, sino que pensaron en actividades que pudiéramos hacer en pleno mar. Para ello, nos llevaron a la Escuela Española de Vela, donde cada día se esfuerzan para que un deporte así sea accesible y todos, seamos como seamos, podamos disfrutar de un paseo en catamarán como se merece.
Lo único que me preguntaron fue que, si me apetecía probar y montarme en el barco, y una vez que dije que sí, ellos se encargaron de ponerlo todo a punto: chalecos salvavidas, un par de nociones básicas de vela y ¡piratas a la mar! Como soy de mareo fácil pensé que a lo mejor me daba una pájara debido al oleaje y el consiguiente movimiento del catamarán, pero no. Es estable, no marea nada y no sabes qué sensación tan bonita, el viento de cara, la inmensidad del mar, el aire puro en los pulmones. Por más que intente describir lo que sentí, es totalmente imposible definirlo con exactitud, así que te invito a probarlo. Es en Isla Antilla, pero te dejo aquí el enlace directo por si te animas a echarle un vistazo.