Si no estás familiarizado con los conceptos relacionados con la accesibilidad, es posible que no conozcas el término “Barrera arquitectónica”.
Si estás al día de nuestros posts o entradas de blog, te habrás percatado de que dicho concepto es recurrente en los contenidos de GARU. Tanto si eres de los primeros como de los segundos, ¡presta atención! Porqué hoy desmenuzamos la idea.
Se denomina barrera arquitectónica a todos aquellos elementos que obstaculizan o impiden la movilidad, comunicación e integración de personas, ya sea en el ámbito público, exterior como en los interiores de edificios.
Hoy en día, existen diferentes tipos de barreras arquitectónicas:
- Urbanísticas (BAU). Presentes en vías y espacios libres de uso público. Ejemplo: Desnivel entre la acera y la calzada.
- De edificación (BAE). Encontradas en el interior de los edificios, tanto públicos como privados. Ejemplo: WC de bar emplazados en un primer piso sin ascensor.
- De transporte (BAT). Impiden o dificultan el uso del transporte público o privado. Ejemplo: Autobuses sin rampa móvil.
- De comunicación (BC). Dificultan o impiden la emisión o recepción de mensajes. Ejemplo: Semáforo sin adaptación para discapacidades auditivas.
Las repercusiones que se desprenden de la presencia de barreras arquitectónicas, afectan al mundo relacional, comunicacional, laboral, del desplazamiento, académico, etc. Frente a esto las soluciones serían velar por el cumplimiento de las leyes correspondientes, aplicación de las normas arquitectónicas a las estructuras, realización de servicios polivalentes, promover actitudes solidarias y difundir un mensaje que fomente la Accesibilidad Universal.
Pero… Qué beneficios aporta GARU al respecto?
La conclusión es clara: ¡Hay tantas soluciones como barreras arquitectónicas!